¡Una limonada y doble porción de tu espíritu, para llevar, por favor!

Si tuvieras algo que pedirle a Dios hoy, ahora mismo, ¿qué le pedirías?. Es una pregunta interesante en la que había estado meditando desde que publiqué mi último blog. No acostumbro escribir blogs muy extensos, pero el día de hoy sentía que debía publicar este escrito. Además de tener catarro y estar en casa recuperándome, por eso la limonada que pido en el título, la razón principal es que, a medida que pensaba en aquella pregunta, tenía respuestas diferentes: sabiduría, tolerancia, paciencia, empatía, etc. Al ver todas estas respuestas, podemos resumirlo todo en los frutos que el Espíritu de Dios nos puede brindar (Gálatas 5:22-23).

El poder espiritual que Dios derramó sobre Elías era asombroso. Sin duda fue un hombre muy usado por el Señor en muchas ocasiones. Mientras leía los dos libros de Reyes, me asombraba con las profecías que el Señor declaró a través de Elías (la muerte de Jezabel, la caída de Acab y la muerte de toda su familia, etc.). Estos acontecimientos pasaron cuando Eliseo continuó la misión al suceder a Elías como profeta del Señor. Eliseo sabía que las cosas no serían fáciles, pero había tenido un excelente maestro. Como Eliseo sabía que se venían tiempos difíciles, le pidió a Elías una doble porción de su espíritu (2 Reyes 2:9).

Ya Elías había demostrado que, aparte de profetizar en nombre de Dios, podía moverse más rápido que caballos, podía dividir las aguas con golpearlas con su manto, podía revivir personas. ¿Ahora se imaginan el poder que fue derramado sobre Eliseo por medio del Espíritu Santo? Lo importante de esta historia es que Eliseo no pidió poder espiritual egoístamente. Al continuar leyendo los libros de Reyes entendemos que hubo muchas situaciones en las que el poder de Dios fue necesario para que el profeta llevara a cabo su misión. Hoy, por tanto, te insisto en preguntarte: ¿tú qué le pedirías? ¿poder para sanar o revivir a alguien, riquezas ilimitadas, la mujer o el hombre de tus sueños, el empleo que tanto esperas, una casa y un vehículo nuevos?

Eliseo sabía, posiblemente ya por su sabiduría, que al pedir poder espiritual todo lo demás vendría por añadidura. Sin duda fue una petición difícil para Elías, él mismo lo dijo que era así, pero muy sabia y astuta por parte de Eliseo. Hoy en día estamos acostumbrados a pedir egoístamente, justo como las respuestas que mencioné al empezar mi escrito. Anhelamos que Dios nos resuelva todos nuestros problemas, nuestras carencias, y nos de una vida de abundancia. Normalmente asociamos abundancia con riquezas materiales. Pero, ¿qué hay con lo espiritual? ¿anhelamos alguna vez saber el futuro por medio de Dios para advertir a una amistad, o sanar a un enfermo incurable, o actuar con más prudencia y justicia con los demás?

Jesucristo fue el modelo perfecto del Espíritu. Hay tantos pasajes bíblicos en los que él actuó a la perfección demostrando ser el Hijo de Dios. Sanó a un paralítico por la fe de sus amigos (¿usted ha pedido más fe?). Denunció, sin denunciar, los pecados de un grupo de personas cuando querían juzgar a una mujer adúltera (¿usted ha pedido más misericordia y justicia?). Revivió a Lázaro y lloró porque sus amigos más cercanos le reclamaron por no estar ahí, sabiendo que Jesús podía sanarlo pero dudaron de él (¿usted ha pedido compasión, empatía, solidaridad?). Sanó a diez leprosos, aún sabiendo que 9 de ellos no regresarían a agradecerle (¿ha usted pedido ser más desinteresado y no esperar nada a cambio?). En estos tiempos en los que la mayoría de la humanidad se pone de acuerdo en algo: celebrar el nacimiento de Jesucristo, considero un buen momento también para pedirle a nuestro amado Señor una doble porción de espíritu para guiar nuestras vidas de acuerdo a nuestro amado Jesucristo. Ah, ¡y una limonada también, por favor!

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