Lastres Pasados: Manejando un presupuesto emocional

En un post anterior escribí sobre el viaje ligero: dejar los recuerdos negativos atrás. Para vivir plenamente debemos liberarnos de los lastres del pasado y las cargas emocionales que arrastramos. Esto incluye sistemas de creencias heredados, relaciones incompatibles con nuestras creencias, y la influencia del pasado en nuestras vidas. La historia de Jacob y su negociación con Labán en Génesis 30 es un ejemplo de cómo podemos cambiar nuestra situación cuando tomamos decisiones astutas porque otras personas podrían aprovecharse de nosotros. Era evidente que Labán no era el mejor de los suegros, ya que lo hizo trabajar muchísimo para conseguir a la mujer que amaba: Raquel. Sin embargo, se destaca la importancia de soltar la culpa y las heridas del pasado, porque si Jacob no hubiera soltado eso quizá hubiera seguido atado al mismo destino junto con Labán: trabajando en esclavitud perpetua.

Dios puede transformar nuestras cicatrices en una obra de arte. Debemos mirar hacia adelante y no quedarnos atrapados en el pasado, porque perderíamos la alegría de estar vivos, y esto erosionaría nuestra felicidad. Además, no podemos tomar lo nuevo que Dios tiene preparado para nosotros si no hemos aprendido a soltar lo viejo. Muchas veces lo seguro nos da tranquilidad porque estamos en un ambiente controlado. Caemos en seguir ciegamente a líderes de cualquier tipo, incluso dejando que gobiernen sobre nuestras vidas y tomen decisiones por nosotros. Cuidémonos de suplantar a Dios con humanos. Cuidémonos de alzar altares a otros Baales: la adoración total y eterna debería ser siempre hacia Dios. Hay turbulencias en la vida que no las podremos evitar: personas, hechos, tiempos. Pero tenemos que aprender a manejar nuestro presupuesto emocional: dejar ir a quienes o lo que no nos permite crecer, y recibir con mucho agrado y mantenerse bien con lo que o quienes nos permite crecer.

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