La Guerra de las Mentiras: La amenaza fantasma

En más de alguna ocasión en tu vida habrás mentido para protegerte de una situación o de una persona. O talvez hayas caído en una acción mala debido a una mentira de un tercero. En todo caso, la mentira es mala y se propaga como COVID. Se dispersa rápidamente en tu corazón y tus alrededores causando hasta la muerte. En 1 Samuel 21 y 22, las mentiras causaron culpa en David e ira en el rey Saúl.

La historia dice que David era perseguido por el rey. Iba por ciudades buscando refugio, comida, armas y guerreros. Pues el futuro rey se detuvo en una ciudad llamada Nob donde conoció al sacerdote Ajimélec. Le mintió, dijo que llegaba por orden del rey y que necesitaba provisiones. El sacerdote le dio alimentos, ¡incluso la espada con la que David había matado a Goliat! Desgraciadamente, ahí se encontraba Doeg, un guardia fiel del rey, quien supo todo esto y finalmente lo contó.

Pues David siguió su viaje para huir del rey. Más adelante, el rey Saúl visitó Nob creyendo que el sacerdote había confabulado contra él. Ajimélec se defendió justamente, pues también era un profeta de Dios. Él también defendió el carácter y el testimonio de David. Sin embargo, toda la envidia y las mentiras que Saúl había alojado en su mente ya se habían propagado a su corazón. Decidió matar al sacerdote y toda su familia. Sus guerreros se negaron, finalmente Doeg lo hizo. Murieron 85 sacerdotes y también toda la ciudad fue arrasada. Un hijo de Ajimélec, Abiatar, logró salvarse y contarle todo esto a David. David sintió una culpa profunda porque las mentiras terminaron con las vidas de todas esas personas.

Pensemos en las consecuencias de nuestras mentiras. Dios es Santo, las mentiras no le agradan, las aborrece. Aunque también es un Padre misericordioso, no tomemos esto como excusa, no debemos vivir con "mentiras piadosas" ni acomodando los hechos a nuestras propias "verdades". La verdad es que David sí tenía miedo porque Saúl quería matarlo, ¡pero eso no era razón para mentir! ¡incluso se había pasado por demente para salvarse de otra situación!. Por otro lado, el rey Saúl terminó creyéndose una mentira porque su corazón inicialmente se llenó de envidia contra David. Terminó creyendo que todos a su alrededor conspiraban contra él.

Más vale huir HACIA Dios cuando los problemas son muy complicados, que huir DE Dios cuando ya no hay más remedio.

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